Si la revolución industrial del siglo XIX, puso en marcha a millones de miserables europeos hacia nuevos horizontes, la nueva revolución tecnológica exige flexibilidad, polivalencia y movilidad para una producción competitiva y designa perspectivas similares para la futura generación. A riesgo de pasar sus vidas entre la cama y el mesón de cocina alimentándose con un smart- phone a la mano a lo largo de sus migraciones sucesivas.
De-Facto, nuestro deber consiste en reflexionar su habitat temporal, con un mobiliario que facilite su tránsito.
Imaginar con grupos de trabajo interdisciplinarios su opotunidad itinerante para sociabilizarse en sus ciudades futuras.